No podía desperdiciar la luz que había este domingo por la tarde en Pamplona, justo después de la tormenta, y aunque mis cielos no tienen el dramatismo de los de Mellado, no dejan de ser resultones.

Y para la segunda, quería plasmar la belleza que puede haber siempre tras lo urbano, que no deja de tener encanto, aunque algunos no se lo vean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario